A veces pasan cosas…

Nuestra cultura: #Be3Weeker

La profesión de consultor no siempre está bien vista. En algunas ocasiones notamos que os miráis con complicidad, como diciendo “a ver que nos dice ahora”. O nos pedís una receta mágica de éxito inmediato para un problema concreto y enquistado desde hace tiempo. En el caso de no ofreceros las solución esperada, ¿cómo podríamos hacerlo?, resopláis con desgana y desilusión.

Luego comentáis que somos vendedores de humo, que estamos alejados de la realidad y de vuestro día a día. Esa realidad y ese día a día que siempre percibís como único , diferente e irrepetible en cualquier otra parte del universo.
Y debo reconocer que quizá, en algún momento, hemos hecho algo o hemos dejado de hacer cosas para merecernos esas etiquetas. Pero permitidme una confidencia. Adoro esta profesión porque a veces pasas cosas.

Quiero que sepáis que cuando empezamos un taller, un curso, un programa, un espacio de aprendizaje en cualquiera de sus formatos; sólo vemos en vosotros un inmenso potencial de desarrollo y crecimiento. Os miramos con el respeto de quien reconoce que tiene delante alguien valioso y con el afecto del compañero de viaje al que no le importa cargar, por unos instantes, con parte de vuestro equipaje.

Dejamos a un lado vuestras sombras, yo también las tengo, y sólo buscamos vuestra luz. Esa luz que os permita aflorar capacidades latentes o explorar zonas menos transitadas. Estamos convencidos que podemos despertar, aportar, inspirar o conectar con algo que os permita avanzar y crecer. En definitiva, que os haga más felices.

Abusando de tu confianza, amable lector, si has llegado hasta aquí, de nuevo te ofrezco otra confidencia. Somos conscientes de que en algunos casos, poco conseguimos. Agendas complicadas, aversión al cambio, prioridades en otra página… No siempre llegamos en el momento adecuado

Pero a veces pasan cosas. Sí, a veces pasan cosas. A veces conseguimos que vosotros también os veáis como nosotros os vemos, con altas dosis de respeto y afecto. Y saludáis a esa parte que quiere crecer, mejorar, cambiar, soñar. Aparece la confianza y las ganas de hacer cosas diferentes y también una sana sensación de vértigo. Lo notamos en una mirada, en las notas que tomáis, en el apretón de manos con el que os despedís, en el mail que nos enviáis o en el comentario que hacéis al equipo de RR.HH. que os pide feedback.

A todos vosotros, gracias. Gracias por hacer que pasen cosas que consiguen que me siga enamorando de esta profesión que tiene el aprendizaje y el desarrollo como materia prima. A los otros, sé que nos acabaremos encontrando, no me cabe duda. Y entonces pararán cosas …

Autor: